Aquellos que viven en armonía con la ley de Jah caminan en Su sabiduría, aceptando Sus preceptos como guía para sus vidas en babilonia. Reconocer Su ley es aceptar que, por encima de todos los poderes terrenales, es Dios quien reina. Solo a Él le debemos nuestra más profunda lealtad y fidelidad.
Pero, ¿por qué esta verdad inquieta tanto a Babilonia? Babilonia, ese sistema que representa la confusión y la corrupción, ha manipulado los textos sagrados, distorsionándolos a su conveniencia. Ha censurado, prohibido y ocultado escritos, imponiendo la ley del hombre y su interpretación sesgada de la Palabra Divina, marcada por el clasismo, el racismo y la xenofobia.
Babilonia prospera en la codicia, la corrupción y la lujuria, alimentando la arrogancia, el egoísmo y la soberbia. A través de estas tentaciones, busca alejar a las personas de su fe, sembrando dudas en sus corazones. Pero, ¿con qué propósito?
Babilonia está formada por aquellos que creen ser más poderosos que Jah. Para ellos, el poder y la fuerza son los pilares de su existencia, negando lo Divino y viendo a Dios no como su Creador, sino como un sirviente de sus intereses.
Este sistema necesita que la gente dude y se confunda, porque solo así puede ejercer control sobre las masas, tanto física como mentalmente. Cuando el espíritu es doblegado, Babilonia puede manipular la creencia, presentando una versión distorsionada de Dios. Afirma que sus imágenes son el verdadero rostro de Jah, y que las escrituras fueron diseñadas para castigar, no para enseñar a vivir.
“Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo.” — Hebreos 3:12
Los hombres que habitan en Babilonia creen que el poder otorgado por Jah sobre la Tierra les fue dado para dominar a otros, y no para vivir en armonía con la creación. Su ceguera los lleva a valorar más el poder material que la riqueza espiritual. Para ellos, el alma no alberga tesoros; los tesoros se encuentran en sus arcas.
Así, deciden el destino de aquellos a quienes controlan, ya sea a través de políticas injustas o mediante falsas interpretaciones que distorsionan la verdad. Este sistema corrupto está en permanente conflicto con lo Divino, pues su esencia se opone a la voluntad de Jah.
El Altísimo nos enseña que el hombre sabio es humilde y fiel a Su Ley, pero Babilonia intenta ridiculizar esta verdad. Nos persuade a creer que, en la era de los avances tecnológicos, la fe en Dios es obsoleta. Para los necios que se entregan a Babilonia, las pruebas son necesarias para creer, sin comprender que la propia existencia es la más grande evidencia del poder de la Creación de Jah.
Dios, en Su infinita bondad, nos ha dado el libre albedrío y la capacidad de discernir entre el bien y el mal. Está en cada uno de nosotros decidir si aceptamos Sus preceptos como guía de vida. Sin embargo, Babilonia aprovecha este don para seducir a los débiles, porque en medio del caos, su poder se incrementa.
Babilonia corrompe las mentes, conduciéndolas al pecado para después explotarlas, chantajearlas y hundirlas en la culpa. Bajo leyes injustas y falsos juicios, el espíritu se ve doblegado, y así, Babilonia esclaviza a las almas con promesas vacías y migajas de poder.
La batalla espiritual entre Babilonia y la verdad de Jah es continua. Mientras Babilonia intenta imponer su control a través de la confusión y el poder terrenal, el Altísimo nos ofrece la sabiduría y la paz que solo se encuentran al vivir conforme a Su Ley.
El desafío de nuestra era es elegir sabiamente. En un mundo donde las tentaciones y las mentiras están por todas partes, debemos recordar que el verdadero conocimiento y la verdadera libertad están en Jah. No permitamos que Babilonia nos esclavice con sus engaños, porque el reino de Dios nos promete algo mucho mayor: la vida eterna en Su amor y justicia.
La Luz Frente a la Oscuridad...











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