Durante el primer ciclo de entrevistas que realicé en esta sección, con invitados del reggae hispano, surgieron varios puntos en común sobre el género reggae en nuestra región. Estas conversaciones me inspiraron a realizar este análisis.
Si aún no has visto las entrevistas, te invito a hacerlo para que también puedas sacar tus propias conclusiones.
En el mundo hispanohablante, el reggae ha encontrado un espacio propio, adaptándose a los ritmos y realidades locales sin perder su esencia rebelde y espiritual.
Sin embargo, a diferencia de Jamaica, cuna del Reggae, o como Inglaterra, el reggae llega a la mayoría de nuestros países a través de sectores de la población con acceso a viajar a Estados Unidos o Europa, trayendo consigo LPs y cassettes de artistas de reggae.
En Jamaica o Inglaterra, el género surgió de los guetos y las clases menos favorecidas, mientras que en nuestros países comenzó como una novedad traída por las élites.
Este es un punto crucial a considerar, ya que en la mayoría de nuestros países, debido a la estructura social, el reggae inicialmente fue percibido como una música para «comeflores» o hippies de clase alta, lo que despertó poco interés en el público general.
Esto no significa que el reggae no haya llegado a los barrios; claro que sí, y hoy en día vive en ellos.
Sin embargo, su llegada fue más lenta y progresiva, ya que primero se necesitó comprender sus letras para luego reconocer que el reggae es una música creada por y para el gueto, donde los más desfavorecidos pueden clamar por justicia.
Entendiendo este contexto, podemos ver por qué la música reggae no tenía un lugar en las radios ni en la televisión en sus inicios.
Al no ser popular, no vendía, y si no vendía, no sonaba en los medios—aquí radica una contradicción, ya que si no se difunde en los medios, ¿cómo se hace popular y logra ventas? Recordemos que estamos hablando de una época anterior a la globalización tal como la conocemos hoy.
Afortunadamente, el mensaje del reggae es tan fuerte y poderoso que logró calar entre las personas indicadas, quienes comenzaron a experimentar y formar agrupaciones de reggae, interpretándolo con estilo propio y, lo más importante, en español.
Esto hizo que el género se volviera más accesible para aquellos que, poco a poco, se adentraban en esta cultura.
Uno de los principales retos para el crecimiento del reggae hispano ha sido la falta de una infraestructura robusta que apoye a los artistas emergentes.
A diferencia de otros géneros musicales, como el reggaetón o la música urbana, el reggae hispano no cuenta con el mismo nivel de respaldo de grandes discográficas, promotores y medios de comunicación.

Una posible razón de esta falta de apoyo podría ser la temática asociada con el reggae.
En países mayoritariamente conservador como los nuestros, podría ser complicado para una radioemisora difundir canciones que promuevan el activismo social, la igualdad o el uso de la marihuana.
De igual forma, para una promotora de eventos, lidiar con estos temas en directo puede ser un desafío. Además, el gran negocio de los conciertos, la venta de alcohol, no es tan rentable en un evento de reggae, donde la caja no suma igual.
No obstante, esto no es una excusa. Si examinamos la industria musical en Hispanoamérica, vemos que está llena de canciones con alto contenido lascivo; géneros como el trap o el reggaetón se han convertido en una burda propaganda del uso de drogas, armas y sexo explícito.
Esto evidencia que la verdadera razón de la falta de apoyo al reggae es que la rectitud, espiritualidad y lucha de este género no venden ni generan ingresos como lo hace la industria del sexo, a la que parecen pertenecer algunos géneros musicales actuales.
Los festivales de reggae en países hispanohablantes son limitados y, a menudo, dominados por artistas internacionales, dejando menos espacio para los talentos locales.
Además, la falta de plataformas especializadas y espacios en la radio dificulta la difusión de nuevas producciones, haciendo más difícil para los artistas llegar a una audiencia más amplia.
Es lamentable que la industria musical en Hispanoamérica no reconozca el valor del reggae hispano. No es solo una traducción del reggae jamaicano; es una fusión rica que mezcla la herencia del Caribe con las influencias culturales de América Latina y España.
Esta combinación ha dado lugar a una variedad de subgéneros y estilos, que van desde el reggae roots hasta fusiones con otros géneros, como la cumbia. Para muchos artistas, encontrar un equilibrio entre el respeto por las raíces jamaicanas y la incorporación de elementos locales es clave para desarrollar una voz auténtica y distintiva.
En el mundo hispanohablante, muchos oyentes desconocen el profundo trasfondo cultural y político del reggae.
Para que el reggae hispano crezca, es crucial educar a las audiencias sobre las raíces del género, su historia y su mensaje de resistencia contra la opresión.
Iniciativas como talleres, libros, documentales y charlas, ya realizadas por algunos artistas y productores, ayudan a crear una mayor conciencia sobre el reggae, fomentando un ambiente donde la música no solo se disfrute, sino que también se entienda en su contexto histórico y social.
Además, es importante continuar creando redes de apoyo entre músicos, productores y promotores en el ámbito hispano, ya que esto es esencial para fortalecer la escena del reggae y garantizar que los talentos emergentes tengan acceso a los recursos y oportunidades necesarios para prosperar.
El reggae hispano tiene un futuro prometedor, pero para alcanzar todo su potencial, es necesario trabajar en varios frentes: consolidar una identidad propia, fortalecer la infraestructura de apoyo, educar a las audiencias y fomentar colaboraciones entre artistas.
Solo así, el reggae hispano no solo crecerá, sino que también dejará una huella duradera en la escena musical global.











Deja una respuesta